Si los oponentes del más alto nivel no
eran rival suficiente, un año entero de dolores físicos se sumaron contra
Oerter. Las advertencias y negativas de sus doctores fueron en vano. Acudió al
continente asiático para prolongar su imperio.
Dias antes de la cita japonesa, Al se desgarró el cartílago de las costillas. Esta complicación lo obligaro a competir con un aparato ortopédico de cuero que le llegaba hasta el cuello. Pese al incalculable dolor, Al Oerter se preparó para conmover al público con su gesta en la final de Lanzamiento de Disco masculino.
Alfred vatió récord olímpico con 60,54m
en la clasificación pero el checoslovaco Ludvik Danek, que ostentaba un récord
de 45 victorias continuas, lo quiebra en su intento. Era el panorama perfecto
para una hazaña memorable contra todo pronóstico, como siempre.
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